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Seguramente ya todos hemos oido hablar del movimiento social autodenominado Los Hijos de Don Quijote, que gracias a las protestas de miles de jóvenes franceses, se ha logrado que el gobierno tome medidas y prácticamente va a cumplir con los objetivos de los protestantes, facilitar viviendas estables a los indigentes franceses y legitimar el derecho a una vivienda.
Aunque para mí el sistema francés es en muchos aspectos un referente, también creo que en ocasiones es excesivamente proteccionista y muchas de sus políticas, y sobretodo sus resultados sociales, se convierten en las excusas que sirven a los autodenominados liberales a criticar las intervenciones de los gobiernos en temas sociales. El tema de como ayudar a los sin techo es siempre complicado, y muchas veces lo que se procura es ocultar las miserias de la sociedad antes que ayudar realmente a personas que no saben o no quieren adaptarse a una sociedad que muchas veces no tiene sentido.
Pero quizás la lectura más interesante de todo esto, y que es la que debe hacernos reflexionar, es si alguien imagina un movimiento similar en España. Y no sólo para dar techo a los más necesitados, que para eso ya están las señoras de las buenas acciones navideñas y los abrigos de visón.Protestar por el simple derecho a una vivienda digna (o más bien, asequible) no parece el objetivo de la mayoría de los jóvenes, tanto si viven en casa de sus padres, pagan un alquiler o una hipoteca que apenas les deja sueldo para sobrevivir o simplemente creen que no tenemos porqué perder lo que otros ganaron por nosotros.
No es pedir favores, ni que nos regalen una casa, es gritar ante el hecho de que unos pocos se beneficien de tantos y tantos hipotecados de por vida.
Todo esto debería hacernos reflexionar.